Introducción
La cirugía de pérdida de peso puede cambiar la vida de quienes luchan con obesidad desde hace años. Sin embargo, no es adecuada para todos. Los médicos usan criterios de elegibilidad específicos para determinar la idoneidad. Estos incluyen peso corporal, enfermedades asociadas, intentos previos de adelgazar y preparación psicológica.
Este artículo explica los principales indicadores que señalan si alguien es buen candidato a una cirugía de pérdida de peso. También describe la importancia de las evaluaciones médicas y del apoyo posterior. Conocer estas señales ayuda a prepararse con confianza para el siguiente paso.
Su IMC y por qué importa para ser buen candidato
Uno de los principales criterios de elegibilidad es el índice de masa corporal (IMC). Mide el peso en relación con la altura. Un IMC de 40 o superior suele calificar para cirugía, incluso sin otras enfermedades. Con un IMC entre 35 y 39,9 también puede ser apto. En este caso, debe presentar problemas asociados como diabetes tipo 2 o hipertensión.
El IMC no es perfecto, pero ofrece un punto de partida. Ayuda a los médicos a estandarizar recomendaciones entre distintos pacientes.
Ha intentado dietas y ejercicio sin éxito
La cirugía bariátrica no es una solución rápida. Es un paso serio cuando otras opciones han fallado. Una señal clave es haber fracasado repetidamente con métodos tradicionales. Si probó varias dietas o entrenamientos y el peso siempre regresa, la cirugía puede aportar éxito duradero.
Los médicos quieren comprobar que hizo esfuerzos reales por controlar su peso. Estos intentos deben documentarse o detallarse durante la consulta. Si agotó las alternativas no quirúrgicas, es momento de explorar la cirugía.
Tiene enfermedades relacionadas con la obesidad
El sobrepeso prolongado causa enfermedades crónicas que reducen la calidad de vida. Entre ellas destacan hipertensión, apnea del sueño, cardiopatías y dolor articular.
Otras como la diabetes tipo 2 o el hígado graso están estrechamente ligadas a la obesidad. La cirugía puede mejorar o incluso revertir estas afecciones. Si el peso agrava sus problemas de salud, los médicos suelen recomendar operar antes.
Está mental y emocionalmente preparado
La cirugía de pérdida de peso requiere más que preparación física. También implica estar fuerte mental y emocionalmente. Cambiará su estilo de vida, su relación con la comida y su imagen corporal.
Antes de aprobar la cirugía, los profesionales evalúan su estado psicológico. Buscan signos de ansiedad, depresión o trastornos alimentarios. Si aparecen, deben tratarse antes.
El éxito depende en gran medida de la motivación, los objetivos claros y la estabilidad emocional. Si cumple estos factores, probablemente esté listo.
Entiende el compromiso de por vida
Un signo fundamental de preparación es aceptar el compromiso a largo plazo. La cirugía solo funciona si mantiene dieta estricta, toma vitaminas y hace ejercicio. También debe acudir a revisiones y, en ocasiones, a grupos de apoyo.
El éxito exige abandonar hábitos dañinos como el picoteo emocional, el alcohol en exceso o la inactividad. Si entiende y acepta este compromiso, la cirugía será más beneficiosa.
Conclusión
Ser buen candidato para cirugía de pérdida de peso implica más que cifras en la báscula. Incluye salud física, preparación mental y compromiso con el cambio. Señales como un IMC elevado, intentos fallidos de adelgazar o enfermedades asociadas refuerzan la decisión. La motivación, el apoyo y la disposición a seguir las pautas completan el perfil.
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Preguntas frecuentes
Un IMC de 40 o más, o 35 con enfermedades asociadas, suele ser suficiente.
Sí, siempre que estén controladas y esté emocionalmente preparado.
De semanas a meses, según evaluaciones y preparación médica.
Generalmente entre 18 y 65 años, aunque depende de la clínica.
Si sigue el plan postoperatorio, no debería. La disciplina es clave.